miércoles, 19 de octubre de 2011

Sobre madurez política y digital.

Esta mañana, leyendo un interesante post en Punt de Vista, el blog de Joan Antoni Guerrero, no pude menos que cuestionarme la utilidad o no del activismo digital en la particular lucha de los cubanos por la democratización de Cuba.

Por un lado coincido en la idea general de que tenemos que usar nuestros acceso a Internet para desmantelar la imagen de "bueno" que quiere crearse el desgobierno de La Habana controlando férreamente la información que sale de la isla. Pero... ¿que línea debemos seguir al denunciar los atropellos, mentiras y manipulaciones del régimen? ¿Cómo de efectivas pueden ser nuestras palabras?

En mi opinión, los que estamos lejos del truculento alcance del "omnipresente" G2, deberíamos centrarnos en la exposición clara y coherente de experiencias y hechos relativos a la "surrealidad" cubana. No creo que sea muy productivo intentar en tranquilizar nuestra conciencia gritando horrores contra el gobierno castrista o intentando ofender a sus ciberesbirros. No porque no se merezcan todos y cada uno de los insultos, sino que es inútil y al hacerlo descendemos a su nivel, dando una imagen pública penosa.

Tampoco creo en aquellos que gritan y vociferan como los más "valientes" exigiendo un levantamiento popular en las isla o critican el envío de dinero a sus familiares allí o exigen el linchamiento de Pablo Milanés. No, si lo hacen parapetados detrás de la relativa seguridad democrática y comodidad del país en el que ahora viven. 

Nuestra labor NO es llamar al levantamiento popular, si no estaremos allí para recibir los palos, NO es ensalzarnos en intercambios de insultos con las ciberlacayos ni usar frases rimbombantes carentes de información. Cuando usamos Twitter, no escribimos un guión de televisión, lo que DEBEMOS es INFORMAR y ACERCAR nuestras posturas a gente normal y corriente que se interesa por la realidad de nuestros país. Es apoyar a los de dentro que luchan contra la dictadura, llamar a la unidad de todos y desmentir punto por punto las maquinaciones del castrismo.

Siempre he creído que la coherencia de nuestros actos es lo que nos distingue. Si eres cubano, naciste allí, tuviste la oportunidad de hacer lo que han hecho Laura Pollán, Yoani Sánchez o Guillermo Fariñas. ¿Qué fácil es desde lejos, verdad? Quizás algunos de los que lean esto, se consideren realmente valientes y den la cara al serlo, pero NO exijamos a los demás lo que no hemos sido capaz de hacer nosotros mismos en su momento.

En gran medida, los cubanos tenemos los que nos merecemos porque durante mucho tiempo hemos estado esperando que vengan desde fuera las soluciones a situaciones que nosotros mismos hemos permitido.

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